señor, señor

sábado, 17 de octubre de 2020

INFECTADOS DE EGOISMO

No viví la dictadura. No fui testigo de la transición. Ya no tengo abuelas. No conocí a mis abuelos. La historia la leo, porque ninguno de ellos puede contármela. Eso pensé en pleno confinamiento. En cómo lo estarían pasando aquellas personas en pisos interiores, con poco espacio. En convivir con el maltrato. En los ancianos viviendo solos.

Miguel perdió a su mujer un mes antes de que se declarase la pandemia. Llegaba hace unos días con su bastón al hombro y colgando de él, una bolsa de la compra. Me sonrió. Lo sé porque siempre lo hace. Con la mascarilla, ahora miro más a los ojos para ver los ánimos. Me produce ternura. Será porque ha pasado el confinamiento solo. Porque su mujer falleció hace poco. Porque quiero ayudarle, pero él no se deja. Pero por si le sirve, le sigo preguntando. 

La semana pasada Miguel estaba sentado en el banco del parque. Mirando a la gente pasar. Con su gorra, su bastón apoyado sobre sus piernas y esa sonrisa. Me pregunto qué piensan esas personas mayores sentadas en los bancos viendo a la gente pasar. Contamplando el tiempo caminando entre las personas. Me acerqué y hablamos del tiempo brevemente, porque estaba refrescando. 

 

shorturl.at/cjrAT
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Me acuerdo de Miguel cuando se habla de las residencias. Y de mis dos abuelas. De mi tía que me contaba historias de su infancia con mi padre, para que pudiese visualizar aquello que nunca pude preguntarle, porque se fue demasiado pronto. Algo que le agradeceré a mi tía siempre y que quedará en mi memoria. Su tono cálido al hablar de sus travesuras, sus chistes, la vida con su madre viuda. Las decisiones difíciles. Todo eso que les hizo ser lo que son. 

Por eso me resulta doloroso ver cómo se ha tratado a la gente mayor. El uso de las personas. Su politización. No pasa nada ¿verdad? Ya han vivido suficiente y ahora ya no están. Qué más da. Los protocolos de selección de pacientes me producen asco. Medicalizaron hoteles privados y dejaron las residencias desatendidas. Rechazaron la ayuda de la UME hasta que fue tarde y entonces, se encontraron con ancianos muertos desde hacía varios días. Alguien decidió que no merecían la pena. Como cuando el médico nos dijo a mi madre y a mi que a mi abuela le quedaban dos meses de vida, porque con esa edad no merece la pena hacer nada. Bueno, en este caso, era una realidad, pero terriblemente expresada. Le advertí al médico que estaba hablando de mi abuela, no de una mesa.

Nuestros mayores no son mesas ni sillas que puedes enviar al servicio de recogida de muebles antigüos. Vi a varias personas llorando en un reportaje de televisión. Han perdido a sus madres o padres en residencias. Solos, confusos, con dificultades respiratorias, sin respirador, preguntándose porqué no están sus hijos o nietos. Una permaneció tres días muerta en su cama de la residencia. He contemplado personal desesperado, con miedo, frustración y tristeza.

¿Qué significan esas personas para este país? Están cargados de historia, experiencia, lucha. Fueron madres y padres de personas que hoy sufren pensando en cómo se fueron. Siempre pasa lo mismo. En situaciones extremas, mejor olvidar y dejar atrás lo ocurrido para no abrir heridas ¿verdad?

En las redes una mujer afirma que su madre ha muerto por culpa de Fernando Simón. Otro la increpa y dice que es como si en un accidente denuncias al que ha construido la carretera, ha peraltado la curva o al fabricante del coche, por no haberlo hecho más seguro. Y de ahí han pasado a detallar si el accidente había sido por un choque o no. Y se pierde el fondo del asunto.

https://bit.ly/2Ham0b9   
 

Nuestra sanidad, nuestras residencias. Nuestros mayores cargados de nuestra historia. Si mi abuela hubiese muerto así en una residencia, estaría enfadada, triste, defraudada. Me sentiría miserable. Y me preguntaría quién narices ha hecho un protocolo tan despiadado como para dejar morir a ancianos que podían haberse salvado con un respirador, o haber sabido que alguien estaba luchando por salvar su vida hasta el final. Pero se pierde la perspectiva buscando culpables. Competencias por aquí y por allá. Sabemos la verdad, pero se cubre con el manto de la mentira y el rédito político.              

Todo el mundo habla de la crisis sanitaria y la económica. Nadie se plantea la crisis moral. No estás confinado, pero no salgas por responsabilidad, mientras escuchas a otros que viajaron en avión, coche o tren a otros destinos. ¿Están cansados de ser responsables o es que nunca lo fueron? Disyuntiva entre hacer lo correcto por el bien de ese 99% y sentirte triste por hacer lo correcto y no poder ver a tu familia en otra comunidad.

Y también contemplo al personal sanitario. Azotado por las experiencias vividas durante la pandemia. Aquellos que lucharon por salvar vidas, tendieron la mano a los que se fueron y llegaron a sus casas con el alma agonizante. Esos a los que aplaudíamos con energía, porque son héroes. Héroes que olvidamos, porque ya no hay tanta necesidad. Porque ahora tenemos tiempo, quedan relegados a que hagan su trabajo. Héroes que hoy protestan por sus ínfimas condiciones laborales. Falta sentido común en esta situación. Hay escasez de empatía. Merma la capacidad que nos caracteriza como seres humanos.

Y me acuerdo de ese "ésto nos hará cambiar". La política es un arma arrojadiza. Los medios sociales se incendian de odio partidista y de supuestos culpables o almas cándidas que todo lo hicieron bien. La soledad. La imposibilidad de hacer nuestra voluntad. Los que eran egoístas, interesados, oportunistas, conspiranoicos, o miserables, siguen siéndolo. Los políticos continúan suscribiéndose como un ejemplo deleznable. Nos hemos convertido en epidemiólogos, médicos, sanitarios y politólogos. Nos llamamos fascistas o dictadores comunistas. Hemos vuelto a la España de dos bandos, esa que dejaron atrás esos mayores que ya no importan. Seguimos pretendiendo haber curado heridas abiertas, cuando no es cierto que el tiempo lo cura todo. Aplaudimos en nuestras ventanas encerrados, pero hoy que ya podemos sentarnos en una terracita, que salgan ellos, los médicos, a volver a recordar la importancia de una sanidad pública de calidad. La crisis moral donde sólo importa lo que nos importa. Lo nuestro. Lo que está más cerquita. Porque ahora que disfrutamos de la libertad, el miedo responsable se olvida, y con él, aquellos que luchan y se enfrentan a la verdad diaria y aplastante.

 

https://bit.ly/3j8fu1m

 Continuamos agrediendo la unidad que parece ya devastada por la posesión que la política ha tomado en nuestras vidas. Y entre medias contemplamos a un Rey que abdicó huido del país, porque en Arabia Saudí no le pueden extraditar por los delitos supuestamente cometidos. Amantes cobrando herencias en vida, y con la libertad de hablar con 65 millones de euros en el banco que nadie puede quitarle. Caso Dina que sí, que no, que sí. Corrupción que llega hasta la cocina de los populares. Sanitarios manifestándose. Negacionistas hablando de ciencia sin mascarilla. Fiestas como antaño bañadas en egoísmo. No estamos de acuerdo con el cierre de Madrid, pero, por favor, no salgáis. Y nos enfrentamos a la mayor crisis moral, donde los políticos no son ejemplo, y los ciudadanos se ven abocados a tomar decisiones que afectan a todos. Oigo sirenas. Vamos a olvidar que el caldo de cultivo de nuestro nuevo mundo contiene dosis de egoísmo inaceptables.

domingo, 26 de abril de 2020

INFOVIRUS

Todo empezó en un chat. Esos que ahora se crean o que ya estaban y son centro de recreo y comunicación, en cualquier sentido. Todo comenzó con un mensaje sobre la salida de los niños. Una contestación sobre la necesidad de que salgan y aquellos viviendo en pisos oscuros, sin espacio ni medios. Otro comentario diciendo que con los niños fuera todo se iba a complicar más. Padres y madres irresponsables. Contagios masivos. Sentí frustración. Y rabia. Recibí un mensaje asegurando que se estaba a favor de que los niños salgan, pero no al supermercado o a la farmacia. Vaya, he hecho que alguien tenga que justificar su opinión. Fue cuando dibujé un mensaje en Facebook de otro conocido que estaba haciendo una llamada "cura de chats y comentarios cuñadísimos". Necesito una cura de información. 

He pasado de leer cada recodo de la noticia con intención de entenderla y opinar con fundamento, a que mi mente recoja pedazos, quizás ya agotada por la acumulación de basura informativa. O quizás es que denoto falta de empatía o cansancio e inflexibilidad. No es mi modo de hacer las cosas.

Y aquí estoy. Escribiendo sobre mi cura de este infovirus. Tratando de buscar sentido al exceso de dimes y diretes, para llegar al estado de tranquilidad y criterio con el que empecé este confinamiento. 

El virus está cocinado en un laboratorio de Wuhuan. No, el virus viene de los mercados húmedos de Wuhuan, porque alguien se comió un murciélago o un pangolín. 
China se quiere lucrar con este virus. No, están ayudando a que lo superemos los demás. 
España compra material defectuoso. Holanda y Francia también. 
Los científicos avisaron que esto pasaría. Nadie lo sabía. 
Amancio Ortega dona material sanitario. No paga sus impuestos. Amancio Ortega utiliza voluntarios para vender el stock de ropa de sus tiendas. Todos a comprar ropa de Inditex cuando salgamos. La ropa la fabrican trabajadores explotados. Las donaciones pesan más. 
Pablo Iglesias se ha saltado el confinamiento para acudir al Consejo de Ministros. No, Iglesias pidió permiso para ir al Consejo de Ministros y fue siguiendo los consejos médicos. Fue una irresponsabilidad. No, lo hizo por necesidad.
Pillan a Rajoy paseando por la calle. No, son imágenes de hace años. El periodista que grabó a Rajoy saca la fecha y es actual. Ya, pero Rajoy estaba solo y no había nadie en la calle. No, tiene que dar ejemplo. 
Multa a un joven por hacer deporte en el campo solo. Ese es un sinvergüenza. 
Aznar se va a pasar el confinamiento a Marbella. Tiene derecho a ir a su casa. 
Varias Comunidades Autónomas costeras se quejan de que los madrileños trasladen el virus a sus comunidades. Esos son una panda de irresponsables. 
Iglesias y Montero tienen una ambulancia en la puerta de su casa. No, se descubre que es un bulo.
Los ataúdes que esconde España. No, son imágenes de otro país. 
Se permite salir a los niños al supermercado y a la farmacia. No, a dar paseos de una hora. 
El Gobierno miente en los números de muertos. No, los datos los dan las Comunidades Autónomas que gobierna cada partido. 
La culpa es del bipartidismo: los recortes del PP y la pasividad del PSOE. No, la culpa es del gobierno social-comunista. La culpa es de la manifestación del 8M y del Gobierno que lo permitió. No, la culpa es de Ortega Smith que fue a un mitin el mismo día con síntomas y habiendo viajado a Italia. No, la culpa es de los aficionados al fútbol que viajaron, de los que fueron a centros comerciales o se tomaron cafés y cervecitas. 
La ultraderecha fabrica bulos para cargarse al Gobierno. No, es la izquierda que no te deja publicar informaciones contra el Gobierno. Facebook y WhatsApp toman medidas para evitar la viralizacion de bulos y las palabras que puedan incitar al odio. No, es el Gobierno que maneja Facebook, WhatsApp y tiene comprados a todos los medios. No, puedes encontrar muchas noticias contrarias al Gobierno.
Uso a los muertos del 11M y los comparo con los del coronavirus. Una Asociación de víctimas del 11M pide que no se usen los muertos. Se piden banderas a media asta y minutos de silencio. Se usan los muertos en discursos y en política.

Me preguntaba si ponía todas las noticias y contra-noticias juntas, habría oportunidad de analizar esta situación y darse cuenta de que uno no puede dejarse llevar por todo lo que aparece en los medios. Me preguntaba si dejaremos algún día los colores políticos y practicaremos un poco el pensamiento crítico, para dejar de esparcir tanta mierda sin sentido. Me preguntaba si algún día la política estará a la altura. Con gran pesar creo que la respuesta a todas estas preguntas es un NO gigante. Defenderemos al Gobierno, porque lleva nuestro color. Difamaremos al Gobierno porque no lo lleva. Transmitiremos bulos porque nos conviene y, defenderemos lo indefendible porque en ello nos va el tiempo. Ese que pasamos confinados, recibiendo noticias, crispándonos. Continuaremos viendo viejos o viejas del visillo apuntando a personas en la calle sin conocer su historia. Juzgando y condenando sin datos. Defenderemos a aquellos que hacen lo mismo, pero que nos interesa que se vean bien. Sin pensar demasiado. O pensando a borbotones. Sin calma. Tranquilamente, porque llevamos la razón absoluta. Sin pensar en las consecuencias. Queriendo que las consecuencias nos beneficien. Hoy, muchos somos la Santa Inquisición. Por eso, me quiero curar de este infovirus. Por eso ya no atiendo a WhatsApps con noticias, idearios ni a comentarios políticos. Hoy, solo quiero salir de este momento.

viernes, 10 de abril de 2020

DIME ALGO BONITO

Ahora tenemos tiempo para pensar. Pero eso supone un problema, porque nadie quiere hacerlo. Es delicado eso de mirarse dentro, así que miramos fuera. Opinamos sobre la política, la sanidad, la economía, la vida de otros. Unos arengan sobre la maldad del virus y las responsabilidades. Otros, hablan de otras vidas. Amig@, herman@s sufriendo la devastación. La soledad de algunos. Y la santa inquisición. De esos que asomados a los balcones miran las vidas ajenas sin conocer ni pretenderlo. Incluso hay muchos que sacan la filosofía barata, sus petardos envenenados de algo que leyeron no saben dónde, o las ideologías desvocadas sin otra intención que darse la razón y que se la den.

Pensemos. Hace ya tiempo que le dije a alguien que nos pasamos la vida siendo hij@s, maridos, mujeres, padres o madres, sin saber dónde cabemos en esa ecuación que es la vida. Es terrible pensar que nacemos y nos desarrollamos en torno a un rol al que le debemos nuestro ser. Sin pensar. Sin analizar la adecuación del mismo a nuestro apetito de vida. 

¿En qué momento nos perdimos? Dice ese alguien que la culpa es del ritmo en el que vivimos. La espiral que nunca para. Sin momento alguno en el que nos confinemos y podamos pensar. ¿Y ahora? No es el momento, me dice. Ahora hay demasiada información que asimilar. Mucha preocupación. Entonces, no tenemos solución. O es que mirarse es más duro que mirar lo mal que lo hacen los otros.

Mi hijo me pide, como todas las noches: Mamá, dime algo bonito. Se lo digo. ¿Qué quieres ser de mayor? Quiero construir coches y jugar al hockey profesional. Y sonrío. Ojalá todos de adultos tengamos las cosas tan claras y pensemos de forma tan sencilla. Di algo bonito sobre tí. Repite las veces que consideres. Ahora hazlo con los que tienes a tu alrededor. Será que funciona mejor el premio que el castigo. Será que te ayuda a avanzar mejor saber tus fortalezas y reforzarlas. Una idea para el confinamiento. Una idea para todos.

viernes, 20 de marzo de 2020

ECOSISTEMAS, CORONAVIRUS Y REYES

¿Qué tiene que ver el Coronavirus, la destrucción de ecosistemas y el Rey? Bueno, ninguno de los tres nos ayuda en la situación que estamos viviendo. Pero al final, lo veréis.
 
La palabra "corona" está en boca de todos. El Coronavirus, del que hemos escuchado tanto y seguimos sin saber mucho. La Corona, referida al Rey. Esa institución Nini: Ni está, ni se la espera.

https://bit.ly/2J38OSL
Hay pocas cosas que no se hayan dicho ya. Decenas de vídeos de enfermer@s, médic@s, personal sanitario y de limpieza, transportistas, camioneros, investigadores, científicos, policía, guardia civil, trabajador@s en supermercados. O trabajador@ a secas. Esos que siguen saliendo de casa por necesidad y exponiéndose. Simplemente, gracias. 

Todos hablan de falta de medios, irresponsabilidad, estupidez (mucha) y también de esperanza, coordinación y apoyo. Dos caras de una misma moneda. Tengo a bien pensar que la cara positiva es mayor que la negativa. Lo que me cuesta contemplar es la imbecilidad de la gente. Las gracietas, la falta de sentido común, el egoísmo desmedido: salgo porque mi piel necesita las vitaminas del sol, a sacar al perro de peluche, a darme un chapuzón en el mar o en la piscina, a reirme de los enfermos y muertos tosiendo. Cómo se nota que no trabajáis en un hospital: saturados, frustrados, consumados por las circunstancias. Esas que se podrían empezar a equilibrar si imbéciles como vosotros, se quedasen en casa y no llenaran las televisiones de la vergüenza de vuestra irresponsabilidad. Pero ahora en estos tiempos, hay que centrarse, salir adelante y criticar después. Sí. Pero os cuento mi punto de vista.

No paro de ver comentarios sobre la irresponsabilidad de continuar con las manifestaciones del 8M. Quizás sí fue un error, pero si todos hacemos memoria, la inmensa mayoría no tuvimos esa impresión de errar soberanamente. Si nos han metido en casa confinados hace poco ¿por qué no lo iban a hacer antes? ¿Les apetecía saturar la sanidad? Hay quien dice que había muchos intereses. Puede ser, pero realmente en el 8M no tuve la sensación de estar haciendo algo indebido y creo que en eso podemos estar de acuerdo la mayoría. Por lo menos todo el mundo siguió yendo a misa, a tomar unas cervecitas, a comer a restaurantes, a pasear o de compras por centros comerciales. ¿O es que el 8M todo el mundo estaba en casa confinado? Otros sí es verdad que lo vieron con clarividencia. La misma que apareció al lunes siguiente cuando el Centro de Coordinación y Emergencias Sanitarias, observó el aumento de casos y modificó las medidas de acuerdo a las circunstancias. Si hay algo que nos ha enseñado esta crisis es que la situación es cambiante y, por momentos, impredecible, por lo que no creo en las negligencias deliberadas. Y que no hay cómplices, sino complejidad. Se nos dijo que asistiéramos y que si notábamos síntomas, no fuéramos. Dudo que los técnicos se riesen de la situación o de todos nosotros.

Inconscientes o no, las medidas llegaron tarde. Eso es lo que pienso. Por mucho que te contente el gobierno de izquierdas, algo que nos suele caracterizar es el espíritu crítico. Dicho esto, creo que la gestión de la pandemia ha sido complicada. Tanto, que aunque sigas las directrices que crees correctas, el error está esperándote a la vuelta de la esquina. Que no suene a justificación.  Es más bien una reflexión. Muy necesaria ante la convulsión de comentarios en las redes.

Insultos, falta de argumentos, hipocresía. Las de aquellos que critican el 8M y hacen un mitin el mismo día con uno de los titulares de regreso de Italia, tosiendo y con fiebre. Se pide perdón y ya está. Eso sí, vamos a llamar irresponsables al resto. Cualquier momento es bueno para buscar rédito político. 

https://bit.ly/33zeRYv
La política es lo que tiene. Busca sus formas sin guardar las formas. Y sosteniendo incorrecciones con pinzas, nacen los anticuerpos españoles para defender a la nación. Hay quienes boicotean hasta a su santísima madre para volar cual aguilucho sobre las cabezas de los ciudadanos, pensando en ellos como carroña. Y esos bulos que circulan por internet. Hay formas para averigüar la verdad si se quiere.

El Coronavirus nos ha enseñado coordinación ciudadana; el aprecio por pasar tiempo con los que no podemos ver por mandato; la responsabilidad de cuidarnos los unos a los otros; la solidaridad; la empatía en forma de aplauso todos los días; la tristeza de aquellos que no conocemos y que hoy no se han podido despedir de sus familiares fallecidos; el valor de lo público. Y con ésto, quizás ganemos una sociedad mejor.  Un regreso a lo público de lo privado. Una conciencia de defensa de los que más lo necesitan. O puede que pasado un año, se nos olvide. Eso es decisión de cada uno. Lo que sí es seguro es que nada será como antes.
 
https://bit.ly/3996zaW
Y aquí quiero hacer una mención especial a las madres y padres de niños con TEA (Trastorno del Espectro Autista). Ellos están haciendo una labor extraordinaria manteniendo a sus hijos en casa y saliendo lo indispensable, porque ellos, los niños con TEA, necesitan salir. Necesidad. No por capricho. Y recuerdo a los ciudadanos que increpan, insultan y chillan en sus ventanas, que antes de juzgar cual Santa Inquisición, procuren tener empatía y pensar en ellos. Madres y padres con brazaletes azules y sus hijos, que no merecen ser tratados de esa forma.

Pero volvamos al virus. Hace poco leí un artículo muy interesante sobre el origen de los coronavirus, que llevan danzando por este mundo unos cuantos años. Quizás sea verdad que esos virus puedan tener más que ver con la destrucción de ecosistemas y la desaparición de especies intermedias que actúan como barrera. También hablaban de la destrucción de entornos naturales relacionada con la aparición de nuevas enfermedades. Si destruimos bosques para convertirlos en tierra de cultivo, por ejemplo, la palma (el famoso aceite de palma y sucedáneos), algunos animales se verán obligados a moverse a zonas más cercanas al ser humano, cuya interacción ahora será más directa. Tan directa, que se los comen o los venden en mercados. En dicho artículo había una mención a las declaraciones en la BBC de Peter Daszark, ecólogo e investigador clave del SARS, indicaba "se estima que en las zonas más recónditas del planeta se esconden en torno a 1,7 millones de virus sin descubrir".  Quizás después de esto también tomemos más consciencia del medio que nos rodea, la alimentación que arrasa ecosistemas enteros en pos de una necesidad inexistente, y la compra de productos que colaboren con esta situación, como el famoso aceite de palma. De nuevo, una reflexión.

Y me gustaría finalizar con una mención especial a la Corona. Quizás su ineptitud y cobardía en estos tiempos, consiga que muchos se plateen de una vez por todas su utilidad y los recursos que gastamos en ellos. Esos que ahora necesitamos y que no aparecen de su mano. Muchos no sabían que el Rey era inviolable e irresponsable. La monarquía nos trajo la democracia, recuerdan los gallardos españoles. Aplauden el discurso insulso, falto de compromiso y alejado de la realidad de las cacerolas. Cuando llevas a tus espaldas la palabra "democracia" o te declaran "padre de la Constitutión", tus porquerías se limpian mágicamente. En esta democracia, donde todos los ciudadanos somos iguales, el Rey no puede ser juzgado o ser responsable de sus actos en el ejercicio de sus funciones. Al menos en España. Se cubrió bien las espaldas y las de su descendencia. Había que asegurarse que los Borbones bribones tuviesen sus privilegios bien atados. Y aquí estamos y seguiremos. Porque un día el hijo del Rey de España exiliado y ahora emérito, vino a los brazos de Franco y a su muerte, apareció como el sostén de la democracia. Esa que se ha dado de sí y tenemos guardada en el cajón de los recuerdos eméritos. Como memoria de lo que vino a ser. No es. Nunca será.

viernes, 10 de enero de 2020

CUANDO ESPAÑA SE RASGÓ LAS VESTIDURAS

La ideología de izquierdas hoy más que nunca se cubre con el manto de la escasez de verdad y la falta de cordura de su extremo ideológico contrario. Hoy las derechas llaman un Golpe de Estado al resultado del más puro de los actos democráticos, las elecciones. Y mi cansada vista y agotados oídos continúan estupefactos ante la necedad de algunos, alarmando y sembrando el miedo de algo que ni siquiera ha tenido tiempo de ver la luz.

España se rasga las vestiduras. Bildu, partido democrático, brazo político de la desaparecida ETA, resultado del diálogo y la justicia y símbolo del fin de la banda terrorista, se ha abstenido en la investidura de Pedro Sánchez. No ha habido acuerdo. Sólo diálogo. Ese mismo que tuvo con ellos el PP que hoy llama al nuevo gobierno golpista, cuando no habían dejado las armas. Y me resulta casi cómico que hoy aparezcan los rostros del PP y de su escisión ultra, VOX, desgarrados de angustia, dando la espalda ante otra máxima expresión de la democracia, la transformación de una lucha armada en lucha política. La creación de un partido, símbolo del fin de un capítulo escabroso de nuestra historia. Quizás sea mejor no dialogar, pese a que ellos se sentaron a hacerlo en su momento, y dejar que tomen las armas de nuevo para defender sus ideas. Y transformar Cataluña en otro reducto de la intransigente España que intentan defender desde sus inicios. Puede que eso les satisfaga más. Lo dudo, pero hoy el juego es simple, igual que el mensaje. Y a veces eso cala.

https://bit.ly/2FCGfKi
Tras la calificación de golpistas, viene la de quebrantadores de España. Sí, las izquierdas fragmentan España ante los ojos impávidos de las temerosas derechas, las cuales sólo quieren el bien de todos con la ley del más fuerte. Para qué dialogar si puedes meterles a todos en la cárcel, prohibir sus ideas o aplicar el puño de acero, que eso resuelve mucho, como nos enseña nuestra historia.

No. No queremos dividir a España. Buscamos unirla de nuevo y hacerlo como se debe, dialogando. Pero es mejor escuchar que el acuerdo rompe España, que leer el acuerdo y ver que consta de dos partes: el reconocimiento de la existencia de un conflicto político y la creación de una mesa bilateral. ¡Qué horror! ¡Cómo se atreven! Nos rasgamos las vestiduras y lanzamos el mensaje sencillo y gráfico de rotura de España y diálogo con los infieles. 

Nada queda ya de su propio gobierno en el pasado y en dos comunidades con esos mismos infieles, ¿verdad? Nada queda de las declaraciones del número tres de Casado, Maroto, defendiendo los acuerdos con Bildu en 2013: <<"No me tiemblan las piernas para llegar a acuerdos con nadie. Y creo que eso es bueno. Ojalá  sucediese en más foros. Ojalá cundiese el ejemplo", le dijo Maroto al concejal de Bildu Antxon Belakortu durante un debate presupuestario, según informó El Mundo del País Vasco el 9 de enero de 2013.>> Bien, Señores del PP, Sr. Maroto, ha cundido el ejemplo. La diferencia es que ahora no son ellos. Y ni siquiera hay acuerdo, pero eso de hablar de pactar con los terroristas ahora tiene rédito político. Algunos, encendidos por tal sacrilegio, se tragan esta mezquindad. Insisto, hemos caído en las fábulas de siempre, las viejas sombras catalizadoras del miedo irracional y la simpleza de un mensaje que de verdad tiene poco, pero que crea un efecto.

Y ahora me gustaría utilizar esta oportunidad para pedir al Sr. Sánchez que se baje del pedestal del bipartidismo, que aproveche esta oportunidad histórica para crear y no para enmarañar, que tenga el coraje de bombear la ideología que lleva sus siglas a la sangre del Estado y que descanse bien, porque Unidas Podemos, le ha dado más tranquilidad que la que le van a ofrecer las escoradas derechas. Esas que no saben a dónde van, porque quieren atrapar votos de un centro inexistente y una ultra derecha delirante.

Al Sr. Iglesias le solicito que deje los orgullos a parte, le digo que encima de la montaña no se ve mejor el bosque, que no desperdicie esta oportunidad única y la confianza que le hemos regalado los españoles y que responda ante la ilusión con raciocinio y sentido común.

A ambos agradecería reconocer los errores; saber rectificar a tiempo, con humildad y sin miedo; y no convertirse en lo de siempre. No nos defrauden. Tienen una oportunidad única para demostrar a los incrédulos que son un ejemplo de lo que debe ser la política. Vuelvan a vestir a España tras la rasgadura. Con corazón. Sin miedo. Sólo pido que estén a la altura.

A la derecha, no se le puede pedir más. Acaten los resultados y dejen de decir barbaridades casposas propias de otras épocas. Y los absurdos miedos y reproches que luego caen como losas encima de ellos. Véase a Esperanza Aguirre llamando "cochófobos" y a Díaz De Ayuso o Almeida acusando de atentadores de la libertad de los ciudadanos al gobierno de Carmena, cuando por motivos de contaminación, se tomaban las mismas medidas que hoy toman ellos por las mismas razones. Ahora no hay declaraciones de nadie en contra, porque es lo sensato. Con la misma sensatez, reconozcan al nuevo gobierno y sirvan de oposición lógica para aquellos que les han votado. No lo harán, porque es mejor falsificar datos y actuar como pulpos expulsando tinta para defender lo indefendible. Es escalofriante ver cómo cada vez se parecen más a su escisión ultra, aquella que pretendían aunar en la sombra para que no se les viese el aguilucho. Y Ciudadanos sigue sin aprender de sus errores. Han virado ustedes demasiado. 
https://bit.ly/2FCGfKi

Antes de rasgarse las vestiduras, hagan un poco de memoria o usen la hemeroteca. Verán como les sorprende las incoherencias de la política y les ayuda a no sentirse los títeres de las mentiras de nadie. Mientras tanto, dejemos que el nuevo equipo funcione. Ya habrá tiempo para los tirones de orejas.