señor, señor

viernes, 24 de septiembre de 2021

Poderoso caballero es don Dinero

Poderoso caballero es Don Dinero. Es una frase que escuché hace poco empuñada por la contra lógica. Dándole la vuelta a la tortilla, parece que mi causa pierde interés, y la otra la gana. El todo es por dinero es feo, discriminante y retorcido. Y juega su papel enfurecido.

Pero es la demanda social que predica el capitalismo. El dinero es poder y es estatus social. Cuestión que parece muy importante para muchos. Su tenencia, uso y disfrute, es lo que nos proporciona el lugar en esta sociedad, donde todo se vende, hasta la honestidad. Es tremendamente irónico que nos parezca tan negativo el "todo es por dinero", cuando es lo que se intenta proyectar o buscar. Y es por eso que me vino a la cabeza el poema satírico de Don Francisco de Quevedo que da título a esta entrada, cuya primera estrofa lo dice todo:

<<Madre, yo al oro me humillo,
él es mi amante y mi amado,
pues de puro enamorado
de continuo anda amarillo.
Que pues doblón o sencillo
hace todo cuanto quiero,
poderoso caballero 
es don Dinero.>>

El dinero es esclavo. Una vez te acostumbras a su abundancia, la escasez angustia sobremanera y cuando su falta es tu costumbre, a la llegada de su torrente, pronto te acomodas. 

Hace poco, leí en una entrevista a un empresario indicar que es odioso confirmar que el dinero se parece al aire. Cuando hay suficiente, nadie se ocupa de él, pero cuando empieza a escasear, todos nos damos cuenta de que está faltando. Cuando el dinero se convierte en el éxito de una vida y la situación cambia, se hace tan difícil asumir la pérdida, que a veces se torna casi imposible pensar que se puede vivir con menos, pero de otra forma. Y ahí es cuando subyace la barrera cultural, educativa o generacional. Esa que nos impide sentarnos en lomos de la realidad, para buscar el caballo blanco con montura dorada, pasando por encima de lo que sea necesario. Y ojo, que hay muchas personas que lo han pasado muy mal o continúan en esa situación. No llego a imaginar ese sufrimiento. Son las circunstancias ajustadas a la realidad de algunos, no de todos.

Me acuerdo de otra frase: "pensaba que era listo y había dejado dinero". La inteligencia está también ligada al dinero, por lo que esta persona debe pensar que, para ganar mucho dinero, que es lo importante aquí, hay que:

- Ser muy inteligente.
- Estudiar una o dos carreras importantes (que te ofrezcan un buen sueldo).
- Cuando tengas un buen sueldo, tendrás éxito.
- Cuando tengas éxito, habrás adquirido poder.
- Dinero, éxito y poder, ofrecen la felicidad perpetua.

De esta manera, si no cumples uno de estos requisitos, te quedas sin felicidad. Este verano he visto muchas caras felices. ¿Son ricas esas personas? Entiendo que no todas. Nadar en una piscina pública dibuja sonrisas en los niños, mientras los padres y madres piensan en lo felices que serían estando en una piscina de un hotel en las Bahamas. Ajustarse a la situación no es fácil. Pero lo prefiero a invocar al poderoso caballero don Dinero, que siempre miente, muchas veces no es honesto, y fomenta la injusticia. Y cuesta, pero es un ejercicio diario de realidad del que se va aprendiendo. Y así, de estudiante, os digo que el dinero, definitivamente, no da la felicidad. Hay otros factores que se agolpan a las puertas de ella. El dinero está en la fila, pero no es el primero. ¿Conseguiremos entender ésto para funcionar como sociedad, familia y persona de una forma más honesta y ecuánime?

Señor, señor.