señor, señor

martes, 10 de junio de 2014

DE CASTA LE VIENE AL GALGO

Últimamente se oye mucho hablar de la casta, en referencia a los políticos. Algunos le asignan la acepción de ese gremio de personas de clase especial que tiende a permanecer separado de los demás por motivos de ideología, estatus social o incluso colectividad predominante. Así denominan a los políticos corruptos que no bajan de su escaño pues tienen el privilegio de hacer lo que quieren y como quieren sin consecuencias legales graves. Esas personas a las que la ley no azota de la misma manera que a otros. Para algunos, esos son la casta y no importa las siglas que les acompañen.

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Otros son más generalistas y nos hablan de esos que deberían desaparecer de la vida política para dejar paso a la "sangre nueva". Caras diferentes y conductas fuertes y determinantes. Jóvenes deseosos de cambiar y a quienes la corrupción les produce asco y ánimo de lucha. Tampoco importa la ideología aquí.

Gustos hay para todos, pues también los hay que determinan que casta no es un nombre apropiado, pues suena a la extrema izquierda que tanto asusta y que no termino de ver. Personalmente creo que nos estamos apalancando en un término, como es habitual, para olvidarnos de la realidad que nos rodea, con bastante más análisis que una sola palabra. Pero expresaré mi opinión acerca de la casta de la que todo el mundo habla. Realmente, no me parece inadecuado el término, pero para el ciudadano, pienso que no termina de definir claramente a qué se refiere. Hablar de generalidades nunca me ha gustado, así que tampoco me agrada que se meta en el mismo saco a todo político que englobe unas siglas. 

Simplemente creo que estaban buscando algo diferente a la palabra corrupto o colaborador de, porque creo que es un término ya muy quemado y además no lo asimilamos con la misma forma peyorativa que se pretende. Al igual que, desafortunadamente, estamos acostumbrados a ver las imágenes de niños pasando hambre en África y nos provoca rechazo pero no asombro, nos hemos acostumbrado a los casos de corrupción como algo que forma parte de lo habitual. Que alguien nos hable de ello nos suena a lo mismo y en las campañas se trata de sorprender o de marcar la diferencia. ¿Y si en vez de corruptos los llamamos casta y ya de paso metemos en el saco el concepto de bipartidismo? Porque de eso se trata. También se refiere a las siglas que simbolizan esos partidos que desde que la democracia se instauró en nuestro país, se han sabido merendar el pastel a partes iguales legislatura tras legislatura.

Crónicas de Esperantia: La casta p
 Pero no olvidemos que también hay políticos que se salen de ese término y que los están incluyendo. En fin, la confusión ha traspasado las líneas de lo razonable. Y ahora sólo se habla de lo que significa la casta. Lo tengo claro, porque ante todo, los artífices de que hoy acuñemos este término querían que hablásemos de ello para sacar a la luz que la justicia no es igual para todos y lo que el bipartidismo ha creado en este país. Y no me parece mal, a pesar de que insisto en que las generalidades nunca me han gustado.

Desde que llegó Podemos al Parlamento Europeo con cinco diputados, he oído sistemáticamente a la derecha mediática, pero también a algún asustado de centro-izquierda o centro-derecha (todo se difumina), tildarles de parecerse a Hitler, a Le Pen, ser un friki, chavista, bolivariano, de extrema izquierda, marxista o comunista casposo. Algunos se refieren despectivamente a su cabeza visible como "el coleta", como si fuese una ofensa tremenda tener el pelo largo. Pero es que además me parece que el insulto o las divagaciones ideológicas no llevan a ninguna parte y menos si se trata de crear el miedo en la sociedad. Ese sentimiento es el rey de la política, pues gana elecciones, permite que un gobernante desastroso siga en el poder o nos impide el cambio.

Creo que representa una parte de la sociedad harta de lo mismo, inconformista y empática con la trágica situación de otros ciudadanos, que se ha sentido identificada con el discurso claro, firme y sin eufemismos, de esos que tanto gustan en política. Claro está que necesitan más experiencia, clarificar o desarrollar adecuadamente su programa y una red de personas que pueda soportar lo que necesita un partido a nivel nacional. Veremos cómo avanzan. Todo lo que signifique cambio, me parece constructivo. Lo destructivo es querer cargarse la pluralidad ideológica que nos proporciona la democracia con insultos o creando neblinas oscuras fantasmagóricas. Porque para mí no hay izquierdas o derechas, hay programas. Desafortunadamente, en este país seguimos sin saber lo que votamos en una amplia mayoría. Ya sabéis, no me gusta generalizar.

El sentido de este nuevo partido es que ha sabido conectar con la gente porque ha hecho las cosas de forma diferente. No se trata sólo de hacer primarias abiertas o discutir sobre sus principios y bases. Es cuestión de tomar por bandera la miseria que parece que otros intentan tapar. 

Y vamos a poner un claro ejemplo de lo que no se debe hacer como político. Me asombra escuchar al Sr. Ignacio González, Presidente de la Comunidad de Madrid, afirmar con rotundidad que no hay problemas de desnutrición infantil, argumentando que si los niños tuviesen tal dificultad, se hubiese detectado en los centros de salud. Ahora, eso sí, vamos a aumentar la dotación para becas de comedor en el curso que viene, para premiar los esfuerzos de los madrileños y madrileñas.

Mucho cuidado con el juego de palabras, porque entre desnutrición, malnutrición y subnutrición hay diferencias, según los expertos. Denota una falta de sensibilidad tremenda. Supongo que no pone encima de la mesa ningún informe solicitado a los colegios de su comunidad, que son los que más casos detectan de problemas de alimentación en las familias. Además ahora que los comedores de los colegios están abiertos y los niños pueden realizar una comida decente al día, quizás los pediatras (habría que ver a qué medios ha consultado) no hayan detectado un problema severo, que en mi opinión lo es. No se trata de demagogia ni de acusar a otros partidos que solicitan que se abran los comedores en verano, de ver realidades que no existen. 

Son hechos que Soledad Becerril, la Defensora del Pueblo, considera que "garantizar una adecuada alimentación infantil debe ser prioridad para todos los poderes públicos". También lo es que según el último informe de UNICEF, el 26,2% de los niños en España viven en condiciones de pobreza, de los que 2,2 millones viven por debajo de ese umbral. 

Más hechos son los que muestra el director de la organización Educo, José María Faura, quien explica que "1 de cada 4 menores de 16 años en España no come de manera saludable todos los días". Y así una cantidad ingente de organizaciones y colegios que cuentan de forma muy clara una realidad que se repite de forma insistente: los niños no desayunan o cenan adecuadamente en sus casas. Repiten plato en el comedor e incluso se llevan trozos de pan para su casa. Son hechos relatados por directores de colegios y monitores de comedor. Son la realidad que algunos niegan sistemáticamente para no hacer nada. Debe ser que todas estas cifras, afortunadamente, no afectan únicamente a la Comunidad de Madrid.

Pero vayamos a otros problemas como la falta de ayudas para los cuidadores de familiares dependientes; los recortes en sanidad, que obligan a algunos enfermos crónicos a dejar su medicación; la educación que aumenta las desigualdades por cuestiones económicas; jóvenes muy preparados saliendo del país porque aquí no hay futuro para ellos; investigaciones científicas paralizadas por falta de presupuesto; infinidad de casos de corrupción con la consabida falta de una justicia rápida y eficaz para encausarles; los políticos preocupados por sus votos y no por sus ciudadanos; y el desarraigo interiorizado en la sociedad por la falta de confianza en los estamentos públicos o en la política en general. Este es el caldo de cultivo de partidos políticos que apuestan por la cercanía y la preocupación por los problemas de la sociedad más afectada por la crisis, mientras que los de siempre se quedan en el "pues anda que tú", con honrosas excepciones.

Y para los que crean que este listado de problemas sociales es un invento de las izquierdas o de los oportunistas, pueden ojear tranquilamente internet y conocer casos reales de personas que viven y conviven con mucha dificultad y que se sienten abandonados por un sistema que demuestra importarle muy poco sus ciudadanos de a pie. Aquellos que oyen a los políticos minimizar sus vidas o frivolizar con sus problemas diarios sin ningún coste político. De casta le viene al galgo. Señor, señor...

NOTA: Si queréis ayudar a una iniciativa de www.change.org para que los niños no se queden sin una alimentación adecuada este verano, os emplazo a visitar el siguiente enlace para que los jugadores de "La Roja" donen parte de sus primas para financiar los comedores escolares.