Algunos llamados expertos economistas y grandes entendidos del
lenguaje técnico, atesoran en sus discursos la teoría del 50%. La culpa,
palabra que nunca me gustó salvo para lenguaje penal, es de la avaricia
de los bancos y los ciudadanos irresponsables, ambos borrachos de
tener. Todos buscan al culpable que nos ha llevado a esto, para
justificar un descontrol irracional de una sociedad llamada civilizada,
término con el que tampoco estoy de acuerdo.
Vivimos en
la cultura del control, de los mecanismos de orden y concierto, de las
leyes del bien y las penas contra el mal. Una sociedad con una moral
marcada por el lugar donde naces y una educación planificada por alguien
supuestamente erudito en la materia. Se crean dispositivos de
intervención, de dirección y de regulación para todo. Lo curioso es que
cuando el sistema falla, la responsabilidad es de los controlados por
haberse sumergido en la vorágine del aprovechamiento.
¿Vivir
por encima de nuestras posibilidades o aprovechar la posibilidad que te
brindan organismos supuestamente controlados? Se dice que ávidos de
alcohol, nos emborrachamos los bancos y los clientes, pero si bien ambos
hemos andado ebrios, unos ya lo estaban y ofrecieron la botella al
alcohólico. ¿Es justo poner a la misma altura al sabio que al aprendiz?
Inflaron el valor del ladrillo. No todos fueron conscientes de lo que
hacían y los que lo fueron, simplemente se dejaron llevar por la
seguridad del momento. Un trabajo estable y un sueldo creciente y
desaforado. Casi nadie se planteaba que una hipoteca a 30 ó 40 años no
iba a poder ser pagada en poco tiempo y los que lo hacían eran tildados
de locos.
Dicen que no utilizamos el sentido común y
que vendimos nuestra alma al diablo y ahora lo está cobrando con
intereses. En mi opinión somos responsables de nuestra propia naturaleza
humana y de depender de un control politizado que falló. El Banco de
España avisó en 2003 de la existencia de una sobrevaloración del mercado
inmobiliario, pero el Ministro de Economía de turno, Rodrigo Rato,
intervino para acabar con cualquier interpretación locuaz y el
Gobernador del Banco de España de entonces, apreció matizaciones en el informe.
Ningún partido político del gobierno, sea de la ideología que sea, se
atrevió a pinchar la burbuja, pues iba a ser el traidor que acabaría con
el sueño de bonanza.
Mucho antes se hablaba de la
desregularización financiera, que no es ni más ni menos que la
eliminación de ciertas regulaciones para flexibilizar el mercado
financiero. A mi entender, los bancos vieron el campo abierto en el
negocio del ladrillo y empezaron a ver crecer a sus gigantes con orgullo
paternalista y poco realista. Pese a la supervisión de los inspectores y
las llamadas de atención, los gobernadores de turno del Banco de España no hicieron
nada. La política se apoderaba de las entidades de control y de los
bancos y minaban la única posibilidad de frenar toda esta locura.
Es curioso el discurso de
presentación de Jaime Caruana en 2003, donde ya hablaba de que
<<el valor de los inmuebles podría haber sobrepasado los niveles
coherentes>> o sobre la necesidad de que <<las tasas de
crecimiento del precio de la vivienda comiencen a reconducirse
progresivamente>> e incluso habla de la reestructuración de su red
de sucursales en las capitales de provincia debido a que no era
necesaria la presencia física con las nuevas tecnologías. Si lo sabían o
sospechaban este final ¿por qué no hicieron nada para evitarlo?
Y
volvemos a la pregunta alemana de que los países del sur de Europa han
vivido por encima de sus posibilidades. Con la conciencia de control que
una sociedad organizada tiene de sí misma, me parece que acusar a los
ciudadanos de tal cosa, no es efectuar una valoración correcta y nos
sustrae del más importante núcleo del problema. ¿Por qué el sistema
falló? Todo esto sólo nos demuestra que la política y los bancos no se
deben mezclar, que el poder corrompe el sentido común y que la
corrupción y el sistema actual se combinan como un cóctel explosivo que
ha estallado en las narices de los ciudadanos.
El
cambio es la solución y ya se sabe que los cambios son difíciles, porque
nos quitan esa seguridad de conocimiento del medio. Pero cuando el
medio nos ahoga, el miedo no es la solución.
Señor, señor...
Fuente
El Pais
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Se aprecian los comentarios acerca del tema expuesto. Gracias por leerme.