El 11 de noviembre se celebra el Remembrance Day
en honor a aquellos que en la I Guerra Mundial dieron sus vidas por la paz y la
libertad. ¿Una guerra para luchar por la libertad? ¿Guerra y paz en la misma
frase? Asistí a una asamblea que conmemoraba el día dando las gracias a todos
aquellos que perdieron su vida para que hoy tengamos paz y seamos más libres.
Recordaron que la libertad no es gratis. Según estaba viendo las imágenes de
soldados en su entorno militar y familiares llorando, me recordó
lo que costó a España su libertad. Ese concepto que no tuvo este país durante
40 años, aunque tenga que escuchar a día de hoy a algunos nostálgicos de
aquellos miserables tiempos.
http://www.batallasdeguerra.com/2013/07/resumen-la-guerra-civil-espanola.html |
Todo esto me viene a la cabeza cuando leo acerca
de una
manifestación nocturna de La Falange celebrada en Madrid para homenajear a
Primo de Rivera. Vitorearon a Franco, el dictador español y líder del partido
que hoy se manifiesta con la libertad que no se tuvo con él. ¡Qué paradoja!
Oyendo a personas que ocuparon cargos públicos como Esperanza
Aguirre, hacer una revisión de la historia que es más digna de chiste que
de realidad o a Jose Miguel Monzón, alias Gran Wyoming, hablando de cómo en España no se estudia la
Guerra Civil, te das cuenta de porqué pasa lo que pasa en España. Lo cierto es que, sin entrar en valoraciones sobre la II República, a su favor tenía que el Frente Popular fue elegido democráticamente, cosa que no ocurrió con Franco, aunque Aguirre insinúe que no fue impuesto <<por la fuerza>>. Puedes tener
una opinión concreta sobre el ideario de Wyo o cómo lo representa, pero en mi opinión tiene razón al decir que la transición admitió una serie de injusticias que
hoy en día seguimos pagando.
Las últimas noticias sobre el referéndum que
Adolfo Suárez impidió para que tuviéramos Monarquía en vez de República, no me
sorprendió. Si das a elegir entre democracia con monarquía o dictadura, está claro tras 40 años soportando la segunda opción. En la transición se borraron los crímenes, no se juzgaron a los
asesinos y muchos se hicieron ricos, entre ellos la familia Franco. Está
claro que el dictador no podía ganar si no contaba con el apoyo de las financieras, las grandes fortunas y
las colosales empresas, esas que construyeron El Valle de los Caídos con mano de
obra barata, presos del régimen que solían morir más de hambre que por
accidentes, así como otras obras en El Escorial, cuarteles, carreteras y Monasterios.
Nombres como Agromán, Grupo Huarte (hoy OHL-Obrascón- Huarte- Laín) o los hermanos Banús ganaron dinero a espuertas
gracias al Régimen. Nombres como Juan Miguel Villar Mir, presidente de una de estas
constructoras, tuvo <<muchos
cargos en la estructura del Estado franquista>>, pero tampoco se quedó
corto Jose María Aguirre Gonzalo que en aquella época se pasó al mundo de la
banca.
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Si uno sigue leyendo uno de los artículos
más interesantes que he encontrado sobre el tema, aparecen nombres como las
hermanas Koplowitz o empresas del sector turístico como Meliá. Pero ahí no
acaba todo. Si pensabas que las conocidas puertas giratorias que el sentido
común dicta que se eliminen y los partidos políticos de siempre se empeñan en
no eliminar por beneficio propio, ya existían en tiempos de Franco. <<De
los 119 ministros de franco, 22 de ellos se sentaron en 29 consejos de
administración de importantes entidades bancarias, nueve en bancos oficiales y
cuatro en cajas de ahorros. Otros ocho ex ministros fueron presidentes y/o
consejeros del Banco de España. En total, 43 ministros se convirtieron en
destacados ejecutivos del sector bancario.>> Y algunos otros acabaron en
política y hoy encontramos los nombres de sus hijos y nietos en la llamada
historia de la democracia en España.
Ya sé que de la dictadura ya hablé en otra
entrada llamada "Hablemos con franqueza", pero es que parece que a la
gente se le olvida contar que Francisco Franco fue uno de los artífices de un Golpe de
Estado en 1936, con la ayuda de la Iglesia Católica y otras dictaduras, que desembocó en la Guerra Civil Española. El dictador y sus
ministros tienen estatuas, calles, cuadros y emblemas por todo el país y parece
que es inocuo, pero no lo es. Como tampoco lo fue que los que colaboraron con
aquel régimen se convirtieran de repente en demócratas y hasta
padres de la Constitución Española, como Manuel Fraga, primero defensor de la
dictadura y luego demócrata y vigilante en la elaboración de los derechos,
libertades y derechos de los españoles, para que no se excediesen. En fin,
pienso que uno no pasa de colaborar con la dictadura a hacerlo con la
democracia, que es la antítesis, por arte de magia. Más bien fue por el arte de
hacer desaparecer lo anterior y seguir beneficiándose de acuerdo a los
nuevos tiempos. Amoldarse por interés, vamos. Pero, como estamos viendo con Rita Barberá, con los personajes públicos hay que dejar de hablar de lo malo por respeto, ese que olvidaron en algún momento ellos cuando estaban vivos. Ahora bien, no pretendo juzgar las azañas del pasado, sino que seamos conscientes de ellas con los ojos y oídos bien abiertos.
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Una cuestión que no comparto en absoluto es que se abandone la memoria
histórica en base a no querer abrir viejas heridas, pues nunca se cerraron.
Pusieron una tirita y adelante. Para cerrarlas hay que afrontar lo que se hizo
mal, pedir perdón y subsanarlo. Y así nos va. Con protestas cuando se mueve una
estatua franquista o se cambia el nombre de una calle relacionada con el
Régimen. Inédito para Europa. Otros dicen que los familiares que reclaman muchas veces son nietos de nietos, pero es que el dolor viaja de generación en generación y no hay que acudir tan lejos en el árbol genealógico. No me permito medir la injusticia o el sufrimiento, como algunos se empeñan en defender.
Llegados a este punto, lo único que me asombra de
la historia actual de España es la doble cara de la moneda y como los
ciudadanos nos tragamos la porquería que nos cuentan. Por una parte, se premia
a un partido político sentado en el banquillo de los acusados. Nada más y nada
menos que por destrucción de pruebas en un caso de corrupción, donde se han
llevado dinero público para enriquecerse con los llamados sobres en negro,
entre otras cosas. Por otra parte, se vapulea a un candidato de otro partido
por haberse llevado 20.000 Euros de beneficio en la venta de un piso de
Protección Pública, no Oficial como algunos intentan decir, dentro del Plan de
Vivienda Joven. Ya no es una cuestión de cantidad o de discusión de si es justo
o no. En este sentido aconsejo leer el artículo al respecto de
Beatriz Talegón en Diario 16 (no es precisamente partidaria de Podemos). Lo que
me frustra y me indigna es que se cambie la vara de medir si nos referimos a
los dos partidos de siempre, PP/PSOE, o Podemos, en este caso. Nos tragamos el
vapuleo mediático como si fuera la verdad absoluta y ¿dónde está el pensamiento
libre? ¿Dónde se encuentra esa ansia de verdad que debería residir en cada uno
de nosotros? Desaparece porque así lo manda el medio de turno.
<<*La memoria es como la arcilla, un material maleable y simple en
principio, pero con el tiempo se endurece y queda fija. Una vez que eso
ocurre, la única forma de modificarla es a martillazos: rompiéndolo todo
y comenzando una nueva construcción.>>
Como decía José Luis Sampedro: <<Gobernar a
base de miedo es eficacísimo… El miedo nos lo están dando todos los días los
periódicos y la televisión.>> A un hombre que no tiene nada sólo se le puede pedir <<que tenga libertad interior. Que te apruebes ante ti
mismo con razón.>> Esa es la razón que creo que no tenemos porque no es nuestra. Es de
los medios. Arcilla dura que hay que romper.
Mi padre en una ocasión me dijo: "si tu empresa da
un servicio de calidad y su nombre va ligado a ello, cualquier error se
convertirá en una batalla legal. Si tu empresa es conocida por la escasez de
servicio, las reclamaciones irán directas a la basura sin consecuencias. El
cliente sabe lo que compra." En España llevamos mucho tiempo comprando PP y
PSOE. Parece que estamos acostumbrados a esa escasez de servicio público, al
robo y a la corrupción en el gobierno, por lo que normalizamos los delitos que
más nos perjudican. A aquellos que no han tenido la oportunidad de demostrar su
servicio, los condenamos en cuanto somos conocedores del más ínfimo detalle en
contra de nuestro criterio. Qué criterio más injusto ¿no os parece? Como dijo
Noam Chomski:
<<El lavado de cerebros en libertad es más eficaz que en las
dictaduras.>>