señor, señor

martes, 25 de agosto de 2015

NESSUM DORMA



Muy a menudo me viene a la cabeza la potente voz de Luciano Pavarotti interpretando Nessun Dorma, aria del acto final de la ópera Turandot. Es la versión que escuchaba de manos de la insistencia de mi padre. De repente me siento como el príncipe Calaf mirando las estrellas y sonriendo al saberme vencedora de la prueba impuesta a Turandot o eso parece. Es apasionante ver cómo la música te transporta a otras épocas como si estuvieras en aquel coche, con el vello erizado y disfrutando de ese momento perfecto.

Esta pieza es muy conocida, aunque algunos todavía desconozcan la historia y por eso quería contarla. La fría y bella princesa china Turandot, que para vengar a su mancillada madre, reta a cualquier pretendiente de sangre real a responder tres adivinanzas:

1.- ¿Qué es lo que nace cada noche, muere cada amanecer para renacer en el corazón? 
2.- ¿Qué brilla, es ímpetu y ardor como una llama, pero no es fuego?  
3.- ¿Qué es como el hielo, pero te hace arder?

La historia se llena de intentos fallidos y cuellos seccionados, pues aquel que fracasase, perdería literalmente la cabeza. Pero entonces, llega el misterioso príncipe que acierta las tres adivinanzas y Turandot se niega a cumplir con el designio propuesto por ella misma, solicitando a su padre, el emperador de China, que no la entregue a aquel hombre. Ante tal situación y viendo sus intentos desesperados por no concluir la prueba, reta a la princesa a acertar su nombre antes del amanecer. Turandot, acepta el desafío y ordena: ¡Nessum Dorma! (nadie duerma) hasta que alguien le diga el nombre del desconocido.

*El príncipe desconocido
¡Que nadie duerma! ¡Que nadie duerma!
¡Tampoco tú, oh Princesa,
en tu fría estancia
miras las estrellas
que tiemblan de amor y de esperanza...!
¡Mas mi misterio está encerrado en mí!,
¡Mi nombre nadie lo sabrá! No, no
Sobre tu boca lo diré
(Puccini: Sólo cuando la luz brille)
Cuando la luz brille
(Puccini: ¡No, no, sobre tu boca lo diré!)
¡Y mi beso fulminará el silencio
que te hace mía!
Voces de mujeres
Su nombre nadie sabrá...
¡Y nosotras, ay, deberemos, morir, morir!
El príncipe desconocido
¡Disípate, oh noche! ¡Ocúltense, estrellas! ¡Ocúltense, estrellas!
¡Al alba venceré!
¡venceré! ¡venceré!




Os puedo confirmar que Calaf es el nombre del príncipe desconocido y que la respuesta a las preguntas anteriores son: 1.- esperanza, 2.- sangre y 3.- Turandot, el hielo que enciende tu llama. Sobre si la fría, cruel y bella princesa Turandot consiguió adivinar su nombre, me temo que no os puedo descifrar este pequeño enigma, pues Puccini dejó inconclusa la ópera. Cada uno ha de intuir el final...

Dedicada a Enrique de Andrés. Gracias por tu insistencia y constancia. No confundir con cabezonería. Señor, señor...